Cuando Jesucristo murió y resucitó, sus discípulos empezaron a predicar el Evangelio hablando incansablemente de Jesucristo, muerto por nuestros pecados y resucitado de entre los muertos, por lo que les llamaron despectivamente "cristianos". Desde entonces han pasado 20 siglos y muchas prácticas y tradiciones humanas, ajenas a las enseñanzas bíblicas, se han ido introduciendo en el cristianismo invalidando las enseñanzas de Jesús, transformándolo a menudo en una mera religión.

Pero siempre ha habido cristianos que han permanecido fieles a la Palabra de Dios, la Biblia, que han tenido a Jesucristo como único y suficiente Salvador y han vivido conforme a las enseñanzas de Jesucristo, de una manera sencilla y pura. Nuestro deseo es mantener esa misma fe basada únicamente en la Palabra de Dios y nos consideramos simplemente "cristianos", aunque la Iglesia Católica Romana para diferenciarnos nos llama "protestantes" o "cristianos evangélicos".